8/7/09

Texto a Ramona

GRACIAS, RAMONA.

Llevaba seis años en el cargo. Se sentía cansada, casi “quemada”. Todos sabemos que ese tipo de responsabilidad lleva consigo la satisfacción de hacer algo por los demás, del deber cumplido, pero también los “resquemores” de no siempre sentirse comprendido, de no siempre sentirse apoyado plenamente en la lucha por la consecución de los objetivos que, con ilusión, uno se propone. Un pueblo avanza cuando todos, unidos, miran en una misma dirección, con objetivos claros y unidad de esfuerzo para alcanzarlos.
Ramona lo ha conseguido, con dificultades, con esfuerzo, con incomprensiones, a lo mejor con algún error; pero lo ha conseguido:
Ha conseguido que el Ayuntamiento de Pola se enterara de que Piñera existe y tiene necesidades como los demás pueblos del Concejo.
Ha conseguido que las personas mayores, las más limitadas, las más débiles, las más indefensas, sintieran la proximidad, el cariño y arropamiento de los vecinos.
Ha conseguido que los fines de semana todo el mundo, de dentro y fuera del pueblo, se sienta a gusto, relajado, compartiendo ideas, sentimientos, tomando un mosto, o vino, o agua…, jugando al “tute”, a “la subasta”, al “parchís”, a “la lotería”… hasta altas horas de la noche.
Ha conseguido mejoras materiales para la escuela –“Centro Social” y sede de la “Asociación Santa Lucía”- entre las que destaca la obra de cobertura del patio, para que el mal tiempo no interrumpa las fiestas y demás actividades que en ella se realizan: “antroxu”, “concurso de postres asturianos”, “juegos infantiles”, “cenas de vecinos”, “amagüestu”, “fiestas de Santa Lucía, S. Juan”, etc.
Ramona ha estado siempre presente, peleona, defendiendo a sus vecinos, en los momentos de conflicto, como cuando se hablaba de trasladar de Campomanes a Pola al médico de guardia, o cuando nos hemos sentido afectados por las obras de Red Eléctrica o de la“Variante”...
Y todo ello se ha conseguido también gracias al apoyo de otras personas no menos entusiastas, como Fredo (de ánimo incombustible), Charo su mujer, Aquilino, Julita, Miguel, Ana etc., y, cómo no, Ánxel, el gran animador y organizador de las fiestas, además de flamante “Secretario”. Y también (no os enfadéis) gracias a la colaboración de los vecinos de buena voluntad, que, con su esfuerzo y ánimo, participan en las “sextaferias” y demás obras a realizar. Aunque, cuando se trata de renovar la “directiva”, todos digan “no valemos para cargos”, todos arriman el hombro; sin ese apoyo no sería posible avanzar. Hasta la Televisión del Principado ha querido grabar el esfuerzo y tesón de los vecinos de Piñera.
A Ramona la ha sustituido Gumersindo Álvarez. Estoy seguro de que pondrá al servicio del pueblo todas sus cualidades de gestión y organización. Ramona no ha querido desligarse de responsabilidades. Ha pedido ser “vocal” para los temas relacionados con la “tercera edad”. Su vocación de entrega a los más necesitados sigue ardiendo con fuerza dentro de ella. Que tome nota el alcalde de Pola de Lena. Sería una buena “Concejala para Asuntos Sociales”.

José Luis Suárez
Madrid

3/7/09

Carnaval 2009







Texto del homenaje a Chuchu, San Xuan 2009

HOMENAJE A “CHUCHU”
Chuchu, este es tu pueblo, el pueblo en el que naciste, con sus casas, su fuente, sus “caleyas”. Pero aquí, en este momento, y ante ti, está un pueblo que se hace nido, se hace regazo, para acogerte, y reconocerte, y agradecerte todo lo que has hecho por mantener viva nuestra memoria. Se dice que el hombre no muere, el pueblo no muere, mientras siga vivo en la memoria. Es más, el pueblo se mantiene fuerte, avanza, progresa cuando se asienta en la memoria, en el recuerdo de los que nos precedieron. Todos sabéis que en los campos de tortura nazis, los que más aguantaban eran los capaces de recrear y contar la historia de sus antepasados. Hoy día se habla mucho de “memoria histórica”, que no quiere decir otra cosa que el esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, por mantenerlo vivo, valorándolo y tratándolo con especial respeto y cariño.
Chuchu ha querido despertar la memoria del pueblo de Piñera, de su entorno, de su gente: él y su hermano Alejandro, el fotógrafo del pueblo, a quien pertenecen parte de las fotos expuestas, y a quien extendemos este agradecimiento, haciéndolo vivir también de nuevo en nuestra memoria.
Cuchu y Jandro, Jandro y Chuchu, los dos hijos de Víctor y María “Taína”. Víctor, nervioso, inquieto, apañado para todo; ¡qué bien lo refleja Jandro a caballo de su máquina de coser! María, la mujer simpática, generosa, la que siempre llevaba una moneda en la faltriquera para dar a los niños, “sin que se entere Víctor” les decía; la que iba a hacer “trueque” de “nisos” a Busdongo y Villamanín, “porque en mi pueblo –decía- no los comen ni los gochos…”
Chuchu es así, como Víctor y María, inquieto, de mal asiento; la silla se le resiste. Si está comiendo en su casa, se levantará cien veces con alguna disculpa; pero no, no es ninguna falta de educción, es la inquietud de quien está pendiente de los demás, es la inquietud de búsqueda, de adentrarse en sendas nuevas: la espeleología, cuando estaba en Córdoba, el buceo en el campo de la sexología cuando era un tema frontera, y etc., etc.
Y ahora, después de retocarle y reforzarle un poquito el corazón, se ha empeñado en refrescar nuestra memoria, seleccionando, catalogando fotografías de Piñera y su gente.
Dicen que la Historia es la ciencia de la memoria. Y su soporte fundamental son los escritos, pinturas, fotografías, fechas simbólicas de batallas, promulgación de leyes, hombres ilustres, monumentos, etc. En Piñera lo que se dice batallas, batallas… más bien alguna que otra “batallita” entre vecinos, que termina siempre en el “corderu a la estaca” de la concordia; Leyes… las justas. Ya no hay ni siquiera los famosos “bandos del señor alcalde”; algún que otro llamamiento a la sextaferia…o a la “junta vecinal”. Hombres ilustres… en Piñera lo son todos. Como diría Silvestre, que en paz descanse, “Piñera está tremá de hombres ilustres”: desde el que ofrece los primeros “buenos días” hasta la que avisa a sus vecinos de la llegada del panadero, del frutero, del butanero… Y Monumentos… tenemos la escuela y la capilla, amasada una y otra con el esfuerzo y el sudor de todos los vecinos. Aquí tampoco hay palacios, ni castillos, ni plaza del ayuntamiento, ni Parlamento; bueno, sí, los vecinos han hecho de la escuela, del “Centro Social Santa Lucía”, el parlamento del encuentro, de la “partida”, del chiste, de la risa, donde se entierra la soledad y se abre la ventana del diálogo y la amistad.
En su trabajo Chuchu ha querido dibujar la nieve y la soledad de las noches de invierno, y los paisajes del Puerto con sus fuentes, sus montañas, sus “cavanas”, sus “mayaos”… Y el Valle del Huerna con sus maravillosos pueblos acostados sobre la ladera del monte. Y los campeonatos de Ski en la Mortera.Y –cómo no- la vida de la mina. ¡Qué recuerdos nos trae la mina de Carraluz! Y la vida del campo. ¡La faena de la hierba! ¡Qué esfuerzo! ¡Cuánto sudor! Pero, sobre todo, ¡cuánta solidaridad! Esos mineros que trabajaban en Carraluz llegaban a casa, colgaban el candil, quitaban el barniz de carbón de su cara, tomaban en sus manos la guadaña, y… al campo a ayudar a sus vecinos. Y lo hacían cantando, desafiando el silencio de los valles… ¡Qué fotos más entrañables las de los días de hierba en Rodrín, en Cochá…: Lupe, Josefa, Piedad, Pilar y tantas otras, con el “garabetu” al hombro dispuestas a emprender la faena.
Y ¡qué foto aquella, casi olvidada, de Sindo, el gran alcalde de Piñera, dirigiendo palabras de agradecimiento al Gobernador con motivo del premio al “pueblo mejor cuidado”! Y, mira por dónde, su hijo “Sindín” fue el primer presidente de la “Asociación Santa Lucía” y acaba de retomar la antorcha después de la incombustible y peleona Ramona.
Todos los que estamos aquí tenemos archivados en nuestra mente recuerdos de familiares, amigos, acontecimientos. Árboles, rocas, animales, arroyos cristalinos, formaron todos pinceladas de nuestros paisajes personales. Pero también nuestros antepasados siguen encarnados en ese mundo que han construido y que nosotros disfrutamos. En cada casa, en cada sebe, en cada camino, en cada muro, hay mucho sudor, mucho esfuerzo, mucha entrega, muchas huellas, mucha materia humanizada. Gracias a ellos, sentimos el encanto por la vida.
Parafraseando al poeta Vicinius, os confieso que, si alguna cosa me envejece, es que la rueda furiosa de la vida no me permite tener siempre a mi lado, habitando conmigo, hablando conmigo, viviendo conmigo, a todos los que nos precedieron.
Por eso, Chuchu, te reiteramos las gracias por ayudarnos a revivir el pasado, es decir, por darle vida de nuevo. Y estoy seguro de que este homenaje, que hoy merecidamente te rinde el pueblo de Piñera, tú lo haces extensivo a tus padres, a tu hermano y a tantos que han pateado en el pasado las “caleyas” de Piñera. Gracias, Jesús. Gracias, Chuchu.