HOMENAJE A “CHUCHU”
Chuchu, este es tu pueblo, el pueblo en el que naciste, con sus casas, su fuente, sus “caleyas”. Pero aquí, en este momento, y ante ti, está un pueblo que se hace nido, se hace regazo, para acogerte, y reconocerte, y agradecerte todo lo que has hecho por mantener viva nuestra memoria. Se dice que el hombre no muere, el pueblo no muere, mientras siga vivo en la memoria. Es más, el pueblo se mantiene fuerte, avanza, progresa cuando se asienta en la memoria, en el recuerdo de los que nos precedieron. Todos sabéis que en los campos de tortura nazis, los que más aguantaban eran los capaces de recrear y contar la historia de sus antepasados. Hoy día se habla mucho de “memoria histórica”, que no quiere decir otra cosa que el esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, por mantenerlo vivo, valorándolo y tratándolo con especial respeto y cariño.
Chuchu ha querido despertar la memoria del pueblo de Piñera, de su entorno, de su gente: él y su hermano Alejandro, el fotógrafo del pueblo, a quien pertenecen parte de las fotos expuestas, y a quien extendemos este agradecimiento, haciéndolo vivir también de nuevo en nuestra memoria.
Cuchu y Jandro, Jandro y Chuchu, los dos hijos de Víctor y María “Taína”. Víctor, nervioso, inquieto, apañado para todo; ¡qué bien lo refleja Jandro a caballo de su máquina de coser! María, la mujer simpática, generosa, la que siempre llevaba una moneda en la faltriquera para dar a los niños, “sin que se entere Víctor” les decía; la que iba a hacer “trueque” de “nisos” a Busdongo y Villamanín, “porque en mi pueblo –decía- no los comen ni los gochos…”
Chuchu es así, como Víctor y María, inquieto, de mal asiento; la silla se le resiste. Si está comiendo en su casa, se levantará cien veces con alguna disculpa; pero no, no es ninguna falta de educción, es la inquietud de quien está pendiente de los demás, es la inquietud de búsqueda, de adentrarse en sendas nuevas: la espeleología, cuando estaba en Córdoba, el buceo en el campo de la sexología cuando era un tema frontera, y etc., etc.
Y ahora, después de retocarle y reforzarle un poquito el corazón, se ha empeñado en refrescar nuestra memoria, seleccionando, catalogando fotografías de Piñera y su gente.
Dicen que la Historia es la ciencia de la memoria. Y su soporte fundamental son los escritos, pinturas, fotografías, fechas simbólicas de batallas, promulgación de leyes, hombres ilustres, monumentos, etc. En Piñera lo que se dice batallas, batallas… más bien alguna que otra “batallita” entre vecinos, que termina siempre en el “corderu a la estaca” de la concordia; Leyes… las justas. Ya no hay ni siquiera los famosos “bandos del señor alcalde”; algún que otro llamamiento a la sextaferia…o a la “junta vecinal”. Hombres ilustres… en Piñera lo son todos. Como diría Silvestre, que en paz descanse, “Piñera está tremá de hombres ilustres”: desde el que ofrece los primeros “buenos días” hasta la que avisa a sus vecinos de la llegada del panadero, del frutero, del butanero… Y Monumentos… tenemos la escuela y la capilla, amasada una y otra con el esfuerzo y el sudor de todos los vecinos. Aquí tampoco hay palacios, ni castillos, ni plaza del ayuntamiento, ni Parlamento; bueno, sí, los vecinos han hecho de la escuela, del “Centro Social Santa Lucía”, el parlamento del encuentro, de la “partida”, del chiste, de la risa, donde se entierra la soledad y se abre la ventana del diálogo y la amistad.
En su trabajo Chuchu ha querido dibujar la nieve y la soledad de las noches de invierno, y los paisajes del Puerto con sus fuentes, sus montañas, sus “cavanas”, sus “mayaos”… Y el Valle del Huerna con sus maravillosos pueblos acostados sobre la ladera del monte. Y los campeonatos de Ski en la Mortera.Y –cómo no- la vida de la mina. ¡Qué recuerdos nos trae la mina de Carraluz! Y la vida del campo. ¡La faena de la hierba! ¡Qué esfuerzo! ¡Cuánto sudor! Pero, sobre todo, ¡cuánta solidaridad! Esos mineros que trabajaban en Carraluz llegaban a casa, colgaban el candil, quitaban el barniz de carbón de su cara, tomaban en sus manos la guadaña, y… al campo a ayudar a sus vecinos. Y lo hacían cantando, desafiando el silencio de los valles… ¡Qué fotos más entrañables las de los días de hierba en Rodrín, en Cochá…: Lupe, Josefa, Piedad, Pilar y tantas otras, con el “garabetu” al hombro dispuestas a emprender la faena.
Y ¡qué foto aquella, casi olvidada, de Sindo, el gran alcalde de Piñera, dirigiendo palabras de agradecimiento al Gobernador con motivo del premio al “pueblo mejor cuidado”! Y, mira por dónde, su hijo “Sindín” fue el primer presidente de la “Asociación Santa Lucía” y acaba de retomar la antorcha después de la incombustible y peleona Ramona.
Todos los que estamos aquí tenemos archivados en nuestra mente recuerdos de familiares, amigos, acontecimientos. Árboles, rocas, animales, arroyos cristalinos, formaron todos pinceladas de nuestros paisajes personales. Pero también nuestros antepasados siguen encarnados en ese mundo que han construido y que nosotros disfrutamos. En cada casa, en cada sebe, en cada camino, en cada muro, hay mucho sudor, mucho esfuerzo, mucha entrega, muchas huellas, mucha materia humanizada. Gracias a ellos, sentimos el encanto por la vida.
Parafraseando al poeta Vicinius, os confieso que, si alguna cosa me envejece, es que la rueda furiosa de la vida no me permite tener siempre a mi lado, habitando conmigo, hablando conmigo, viviendo conmigo, a todos los que nos precedieron.
Por eso, Chuchu, te reiteramos las gracias por ayudarnos a revivir el pasado, es decir, por darle vida de nuevo. Y estoy seguro de que este homenaje, que hoy merecidamente te rinde el pueblo de Piñera, tú lo haces extensivo a tus padres, a tu hermano y a tantos que han pateado en el pasado las “caleyas” de Piñera. Gracias, Jesús. Gracias, Chuchu.
Chuchu, este es tu pueblo, el pueblo en el que naciste, con sus casas, su fuente, sus “caleyas”. Pero aquí, en este momento, y ante ti, está un pueblo que se hace nido, se hace regazo, para acogerte, y reconocerte, y agradecerte todo lo que has hecho por mantener viva nuestra memoria. Se dice que el hombre no muere, el pueblo no muere, mientras siga vivo en la memoria. Es más, el pueblo se mantiene fuerte, avanza, progresa cuando se asienta en la memoria, en el recuerdo de los que nos precedieron. Todos sabéis que en los campos de tortura nazis, los que más aguantaban eran los capaces de recrear y contar la historia de sus antepasados. Hoy día se habla mucho de “memoria histórica”, que no quiere decir otra cosa que el esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, por mantenerlo vivo, valorándolo y tratándolo con especial respeto y cariño.
Chuchu ha querido despertar la memoria del pueblo de Piñera, de su entorno, de su gente: él y su hermano Alejandro, el fotógrafo del pueblo, a quien pertenecen parte de las fotos expuestas, y a quien extendemos este agradecimiento, haciéndolo vivir también de nuevo en nuestra memoria.
Cuchu y Jandro, Jandro y Chuchu, los dos hijos de Víctor y María “Taína”. Víctor, nervioso, inquieto, apañado para todo; ¡qué bien lo refleja Jandro a caballo de su máquina de coser! María, la mujer simpática, generosa, la que siempre llevaba una moneda en la faltriquera para dar a los niños, “sin que se entere Víctor” les decía; la que iba a hacer “trueque” de “nisos” a Busdongo y Villamanín, “porque en mi pueblo –decía- no los comen ni los gochos…”
Chuchu es así, como Víctor y María, inquieto, de mal asiento; la silla se le resiste. Si está comiendo en su casa, se levantará cien veces con alguna disculpa; pero no, no es ninguna falta de educción, es la inquietud de quien está pendiente de los demás, es la inquietud de búsqueda, de adentrarse en sendas nuevas: la espeleología, cuando estaba en Córdoba, el buceo en el campo de la sexología cuando era un tema frontera, y etc., etc.
Y ahora, después de retocarle y reforzarle un poquito el corazón, se ha empeñado en refrescar nuestra memoria, seleccionando, catalogando fotografías de Piñera y su gente.
Dicen que la Historia es la ciencia de la memoria. Y su soporte fundamental son los escritos, pinturas, fotografías, fechas simbólicas de batallas, promulgación de leyes, hombres ilustres, monumentos, etc. En Piñera lo que se dice batallas, batallas… más bien alguna que otra “batallita” entre vecinos, que termina siempre en el “corderu a la estaca” de la concordia; Leyes… las justas. Ya no hay ni siquiera los famosos “bandos del señor alcalde”; algún que otro llamamiento a la sextaferia…o a la “junta vecinal”. Hombres ilustres… en Piñera lo son todos. Como diría Silvestre, que en paz descanse, “Piñera está tremá de hombres ilustres”: desde el que ofrece los primeros “buenos días” hasta la que avisa a sus vecinos de la llegada del panadero, del frutero, del butanero… Y Monumentos… tenemos la escuela y la capilla, amasada una y otra con el esfuerzo y el sudor de todos los vecinos. Aquí tampoco hay palacios, ni castillos, ni plaza del ayuntamiento, ni Parlamento; bueno, sí, los vecinos han hecho de la escuela, del “Centro Social Santa Lucía”, el parlamento del encuentro, de la “partida”, del chiste, de la risa, donde se entierra la soledad y se abre la ventana del diálogo y la amistad.
En su trabajo Chuchu ha querido dibujar la nieve y la soledad de las noches de invierno, y los paisajes del Puerto con sus fuentes, sus montañas, sus “cavanas”, sus “mayaos”… Y el Valle del Huerna con sus maravillosos pueblos acostados sobre la ladera del monte. Y los campeonatos de Ski en la Mortera.Y –cómo no- la vida de la mina. ¡Qué recuerdos nos trae la mina de Carraluz! Y la vida del campo. ¡La faena de la hierba! ¡Qué esfuerzo! ¡Cuánto sudor! Pero, sobre todo, ¡cuánta solidaridad! Esos mineros que trabajaban en Carraluz llegaban a casa, colgaban el candil, quitaban el barniz de carbón de su cara, tomaban en sus manos la guadaña, y… al campo a ayudar a sus vecinos. Y lo hacían cantando, desafiando el silencio de los valles… ¡Qué fotos más entrañables las de los días de hierba en Rodrín, en Cochá…: Lupe, Josefa, Piedad, Pilar y tantas otras, con el “garabetu” al hombro dispuestas a emprender la faena.
Y ¡qué foto aquella, casi olvidada, de Sindo, el gran alcalde de Piñera, dirigiendo palabras de agradecimiento al Gobernador con motivo del premio al “pueblo mejor cuidado”! Y, mira por dónde, su hijo “Sindín” fue el primer presidente de la “Asociación Santa Lucía” y acaba de retomar la antorcha después de la incombustible y peleona Ramona.
Todos los que estamos aquí tenemos archivados en nuestra mente recuerdos de familiares, amigos, acontecimientos. Árboles, rocas, animales, arroyos cristalinos, formaron todos pinceladas de nuestros paisajes personales. Pero también nuestros antepasados siguen encarnados en ese mundo que han construido y que nosotros disfrutamos. En cada casa, en cada sebe, en cada camino, en cada muro, hay mucho sudor, mucho esfuerzo, mucha entrega, muchas huellas, mucha materia humanizada. Gracias a ellos, sentimos el encanto por la vida.
Parafraseando al poeta Vicinius, os confieso que, si alguna cosa me envejece, es que la rueda furiosa de la vida no me permite tener siempre a mi lado, habitando conmigo, hablando conmigo, viviendo conmigo, a todos los que nos precedieron.
Por eso, Chuchu, te reiteramos las gracias por ayudarnos a revivir el pasado, es decir, por darle vida de nuevo. Y estoy seguro de que este homenaje, que hoy merecidamente te rinde el pueblo de Piñera, tú lo haces extensivo a tus padres, a tu hermano y a tantos que han pateado en el pasado las “caleyas” de Piñera. Gracias, Jesús. Gracias, Chuchu.
Muy bien, veo que la lección de uso del blog fue de provecho... ahora hay que seguir metiendo cosas.
ResponderEliminarDesde el otro lado de Europa se os agradece enormemente el esfuerzo que habeis puesto en crear esto, que junto con el Google Earth y con las pocas fotos que se pueden ver por internet (ahora mas) de mi querido pueblo, parece que vuelvo a sentir ese olor a madera, a fuego y a pan; a chorizos ahumandose y a la humedad de los carbayos.
ResponderEliminarDesde Rumania os envia el exiliado Miguel - nieto de Victor y Maria, sobrino de mi tio Jesus "Chuchu" e hijo de Alejandro, que en paz descanse - un abrazo muy caluroso, y espera que dentro de dos semanas este ahi, despertandose al sencillo sonido de los gorriones y los vencejos, sin mayor preocupacion que ver como el tiempo pasa en la Tierrina.
Seguid ahi, que hay gente que necesita tener un vinculo como este para seguir sintiendose quien de verdad es.
Miguel, gracias por acercarte a este sitio on-line. Supongo que pronto te veremos por Piñera. Un saludo.
ResponderEliminarContad conmigo! Y esta vez vendra mucha gente de fuera a ver como es ese maravilloso rincon de Asturias!
ResponderEliminarHe leido el articulo de José Luis y me parece fenomenal, pues Chuchu se merece ese homenaje y mucho más por todo el esfuerzo que ha puesto para dar a conocer el pueblo de Piñera en fotos e incluso recogiendo canciones cantadas en los chigres y en tertulias; canciones algunas cantadas por gente que aún vive.
ResponderEliminarGracias a todos los que haceis posible que los que estamos fuera podamos ver cosas de nuestro pueblo.
Un saludo.
Luis de Piñera Baxo.