25/4/11

LA BOLLA DE JOSE LUIS

De las memorias escritas de mi padre, he sacado este escrito que, como no, va para mi primo que a buen seguro le agradará y le hará volar en el tiempo y disfrutar con estos recuerdos.
Dice así:

En la Pascua de Resurrección del año 1954 yo tenía que faltar a la costumbre de ir a Corias a llevar la “BOLLA” al hijo, Pepito, y al sobrino, José Luis, por encontrarme en cama paciente del estómago. Como yo no podía ir lo hizo mi hermana, Luz, que era madrina de los dos. Entonces yo, que estaba de reposo absoluto en cama, pensaba y luego escribía lo que sigue:

Aquí tendido en la cama
solito pensaba yo
y creo que bien pensaba
cuando a mi me preguntaba
¿Qué harían aquellos dos?

¿Qué harían ya con la bolla
que les llevo la Madrina?
yo creo bien que, sin duda,
antes que fuese más dura
le encetaron la barriga.

Que ambos juntos a la par
dan travesales al BOLLU
y juntos picar picar
hasta que consiguen dar
con el cachu más sabrosu.

Al poco de estar picando
Pepito salta de gozu
ya ve que queda asomando
lo que a él le gusta tanto
¡ Asoma un poco de gochu ¡

Sintiéndose ya dichosu
Pepito cantaba y reía …
y un ijuju muy graciosu
Pega mi ahijado gozosu
que ya vo lo que el quería.
y así Pepito decía:
Tu que estabas tan contentu
por ver un poco de gochu
atiende p acá debotu
que aquí sale un gochin enteru ..

Les tayaes de chorizu
llenaben enteru el bollu
otras eran de tocino
que con un picado fino
ponen al pan muy sabrosu.

Y así creo que los dos
se dieron el gran banquete
y ninguno se acordó
y nadie en ello penso
y es el lio en que se meten.

Porque con la tripa llena
de pan de escanda y chorizo
¿Quién baja luego y se sienta
y come el coci que presenta
en la mesa Fray Benigno?

Cual otru PININ Pepito
da solución al problema:
A comer llevan la boina
y sacan la boina llena …

Todo esto yo pense
aquí tendido en la cama
mientras reposé el puré
y el estómago curé
del dolor que me afectaba.

Ahora decirme los dos
si todo así sucedió
o en algo me equivocaba.

29 de Abril de 1954




1 comentario:

  1. El silencio se enciende
    y sube en llamarada
    venciendo el frío del olvido.
    Gracias, Luciano, por devolvernos
    el eco de las palabras dormidas.

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